Daira Quiñones: ''La risa es lo que me mantiene viva''
- El Ko Juan
- 2 jul 2015
- 12 Min. de lectura

Nació en la vereda El Pulgande, colindante con Tumaco, cuando el pacifico toca el Nariño, de donde salió por amenazas, en condición de desplazada. Estudió el bachillerato en Pasto, para posteriormente, estudiar Mercadotecnia en Cali. Tiene una voz que se ha encargado de transmitir las tradiciones campesinas y territoriales de su lugar natal. Se considera una mujer cimarrona, luchadora, constante gestora social y cultural de la población afrodescendiente en Colombia. Daira Quiñones, cuenta que la música y las sonrisas la tienen allí parada en la pelea por los derechos de las víctimas del conflicto armado en Colombia.
Comanda la red AMDAE (Asociación Mutual para el Desarrollo y el Empresarialismo), en pro de los derechos humanos y el cuidado a las víctimas del conflicto armado en Colombia, de donde se desprenden iniciativas de carácter socio-cultural como Fundarte CP. Se hizo merecedora del Premio Cívico a la Innovación Social en el año 2013 que representó un monto considerable de fondos monetarios para el fortalecimiento e infraestructura de las organizaciones que ha creado.
Camina reflexivamente, en su rostro sus facciones son livianas y casi siempre está sonriendo. Habla pausadamente y sus ojos agarran un tinte diferente cuando habla de la comunidad afrocolombiana o de la música.
Para Daira Quiñones la vida no ha sido fácil. En el 2006 murió su padre y un año después su madre en circunstancias extrañas que recuerda con nostalgia, seguida por su hermana, asesinada a puñaladas por los grupos al margen de la ley que ‘’controlaban’’ Tumaco y sus proximidades. Cuando habla de su familia y de su pueblo su voz se quiebra, pero alegre, dice guardar muchos recuerdos gratos y entenderlos en este momento de su vida como motivación para salir adelante.
Dos de sus hijos conforman la agrupación de música tradicional del pacifico colombiana llamada Kafrika, en donde colabora de vez en cuando. La marimba, el bombo y el cununo son notorios al entrar en su casa. Seguido de una huerta donde cultiva plantas medicinales y frutas, recordando en cada semilla su lugar de procedencia.
Su vida nómada la ha hecho salir del país a Estados Unidos, España y Brasil, en donde se desempeñó realizando trabajos gubernamentales de carácter social. Cuenta que antes solía caminar mucho, ahora, por problemas físicos se le dificulta, aunque eso no le impide hacer presencia en cuanto evento y marcha que pueda representar una oportunidad para ser escuchada, o para hacer ‘’vocería’’ como suele llamarle, tenga.
Viste con turbantes de colores diferentes y, usualmente, pantalones de tela. Se arma de buzos de lana por el frío de Bogotá. Su voz siempre está caliente y lista para cuando llega la tristeza cantarle unos versos de amor a la vida, porque después de tanta desgracia confiesa mantenerse positiva y sigue creyendo que su risa es la que mantiene su respiración viva.
Naciste en una vereda de Tumaco, ¿El Pulgande?
Nací en la zona rural. Ahí está el semillero de un concejo comunitario sin tierra. Entonces de ahí se genera una semilla de recuperación. Pues es una tierra que no hemos podido usar. Se hizo el título, ahí hay una gente de la primogénita pero la gran mayoría estamos fuera.
¿En qué momento de tu vida te empiezas a preocupar por la gente?
Siempre. Desde niña, empezando desde mi casa. Mi mamá era partera, sembraba plantas, mucho, de ese aprendizaje viene que me guste también lo de las planta. Y, mi mamá, a veces se ponía a discutir con mi papá, yo era muy chiquita, y resulta que yo me ponía a escuchar todo lo que ellos decían, sacaba mis propias conclusiones siendo niña y yo le decía ''mamá usted está diciéndole tal cosa a mi papá y a mí me parece que usted no tiene la razón'' y si era mi papá, igual. Ella me decía ''ve, esta abogada ahora quién ha dicho que una culicagada, los pájaros tirándole a las escopetas'' (jajaja). Yo era desde chiquita, sí.
Y cuando fui a la escuela, yo estudié en Pasto, en el colegio María Jorete. Cuando fui a Pasto había mucha discriminación, eso era en las calles, donde uno andaba, en todas partes; en un bus, en cualquier parte era muy complicado. Entonces yo a veces miraba que había gente afro y gente molestando, y yo me metía, hasta peleaba. Entonces desde niña yo siempre tuve una respuesta a los problemas de la discriminación con el tema afro, siempre. No es algo de ahora. Lo que sí he hecho ahora es organizar más mis ideas. Pero, cuando era muchacha yo miraba que un señor afro le pegaba a una mujer afro en la calle, y yo me le tiraba encima al tipo, eso lo hice muchas veces en Cali. Porque yo viví allí mucho tiempo.
Estudiaste mercadotecnia en Calí, algo completamente diferente y de alguna forma distante con la gente, ¿por qué esa carrera?
Porque cuando yo estaba en Tumaco jovencita quería ser secretaria y yo quería como meterme a cosas que tuvieran que ver con el mercado. Luego fui encontrando la necesidad de hacer algo referente a nuestras raíces y me metí con todo eso del pescado por tener una preocupación por la investigación, siempre ha permanecido en mí una necesidad de investigar cosas. Entonces, conversando con mi papá una vez; él me dijo que con el pescado se puede hacer mucho. Más allá de eso, yo siento que en mí hay una diáspora muy profunda. Porque allá hacíamos faldas con piel cruda que la poníamos al sol y luego la cortamos y hacíamos cosas para los carnavales.
Cuando yo llegué aquí fue como mi talón de aquiles. Yo dije un día hablándome a mí misma: ''Yo tengo que encontrar algo tan fuerte que a mí me haga reventar, por esa situación tan difícil que estaba viviendo en el desplazamiento'', entonces yo me acordé, dije ''la piel del pescado''.
¿Pero, todo parte desde tu padre?
Sí, todo partió desde ahí, él me decía que con la piel del pescado ellos la cocinaban y que con eso hacían como una bolita y cuando las canoas se rompían, ellos con eso curaban. Entonces, una vez comiendo pescado, también, yo empecé como a sentir el pegante, y decía lo que mi papá comenta es cierto, mire como se pega. Uno se come el pescado pero uno no suele percatarse de que eso es un pegante, prácticamente.
¿Cómo fue el proceso de migración? Brasil, por ejemplo. Estados Unidos, ir a hablarle a la gente de allá sobre lo que estaba sucediendo aquí en Colombia.
Complejo, porque siempre esos viajes se han dado en mi migración cuando he tenido problemas de amenazas, nunca ha sido porque ''ay! se fue Daira pa Estados Unidos'', no, siempre ha sido por esas razones. Yo lo que he hecho es, en el 2010, yo estuve en Estados Unidos, precisamente y el año pasado estuve en septiembre. El primer viaje fue con acción permanente, cuando regresé de allá pues ya tenía todos los problemas del mundo porque yo fui sobre como cuatro puntos y me propusieron trabajar el Plan Colombia; bases militares, desplazamiento forzado e iniciativa social. Digamos que lo que me salvaba era iniciativa social, los otros eran temas muy complicados. Eso se publicó, ya estaba en el sistema. Cuando yo regresé acá estaba con todos los problemas encima, me tocó devolverme.
¿Regresaste después a tu lugar natal?
Sí, claro, yo regresé en el 2010 que hicimos una cartilla, se llama ''Semillas de Libertad y Paz''.
¿Pero fue hasta el 2010?
Solo hasta el 2010, porque en el 2008 primero fuimos a Cali. Nosotros hicimos un acercamiento de a poco. Fuimos y trajimos gente de Cali. Después nos fuimos a Pasto y allí hicimos un encuentro. Un día, llegamos, pero con la misión de acompañamiento y de todo ese proceso hicimos esa cartilla.
En el 2010 cuando entramos fue con una brigada de paz, cuando llegamos allá, a la comunidad, nadie creía que yo iba a ir, además. Pero cuando la gente vio que llegó ese carro, se bajaron y me vieron a mí, ¿sabes quiénes fueron los que primeros que se acercaron?, los niños.
¿Los pelaitos?
Un montón de muchachos que yo ya no conocía. ''Tía, tía, nosotros la hemos visto por la televisión. Tía, yo soy hijo de este, yo soy hijo del otro'', no sabía de quienes eran. Después poco a poco fue llegando la gente. Me compusieron una canción. Llegaron las mujeres con su bombo y su cununo a cantar, fue muy bonito. Y de ahí pues surgió la idea de la siembra, allá tenemos una huerta, la más grande que hay en Tumaco. En medio de todo eso tenemos un grupo de mujeres allá, que siembra, entonces esa es la resistencia nuestra ahí, en el territorio.
Estábamos hablando de cuando regresaste a Tumaco...
Sí, cuando yo voy allá y en la región se dan cuenta lo que yo hago allá, eso complica mi situación, nuevamente, hasta ahora.
¿En relación a la seguridad?
En relación a la seguridad. Pues porque yo no me he quedado quieta acá. Me muevo mucho en el tema de derechos humanos y si hay una persona, una familia, lo que sea que llegue a la ciudad, yo me muevo mucho en torno eso. Entonces eso ha generado que mi situación en vez de que se mejore es al contrario y porque regularmente siempre estoy haciendo vocería. Ahorita el 9 estuve en tarima. También, en una marcha patriótica que hubo hace como un año donde hice una elocución en la Plaza de Bolívar de manera muy abierta. Entonces, todas esas cosas en vez de fortalecer la situación de seguridad lo que ha hecho es complicarla un poco.
¿Aquí en Bogotá has tenido problemas de inseguridad?
Claro que sí. Yo he tenido que salir más de 5 veces por seguridad, de Bogotá.
Para…
Pa cualquier parte, donde me toque. Aquí no voy a esperar que me maten, pues. Para donde sea me voy.
Es difícil, ¿no?, es complicado la lucha por la gente
Uy! Sí.
Por los derechos de la gente porque hay pretensiones que se alejan de ella y lo que buscan es eliminar la diferencia...
Mucho, entonces pues tengo mi hija que está en Alemania que no está de acuerdo a veces con mi manera de actuar y de hacer las cosas. Me dice ''no mamá pero yo creo que ya has hecho lo que has podido, ya no más, ya tienes que descansar, por qué no te vienes para acá'', yo le digo ''yo no tengo nada que hacer en Alemania, yo me quiero quedar acá''.
Y, ¿tus padres?
No tengo, ni papá, ni mamá, ni abuelos, ni nada.
¿Algún recuerdo grato de cada uno de ellos?
Todos los recuerdos, la música, la siembra, los chistes, todo me recuerda.
Había una guitarra, ¿no?, tu mamá quería una guitarra
Sí, mi mamá cuando pues ya estaba todo problemático que yo ya sabía que en cualquier momento me venía, yo le pregunté ''mamá si yo le compró una guitarra, ¿usted vuelve a tocar?'', ella me dijo ''claro''.
Ah, ¿ella ya había tocado?
Claro, era por eso que yo le ofrecí una guitarra a ella.
Y, ¿cantaba también?
Sí, y cantaba muy bonito. Yo quería que tuviera una guitarra, quería cantar con ella, pero no alcancé a hacerlo, me tuve que venir.
Pues ella murió Sí hubo gente cercana en la comunidad que me contó las condiciones en que la sacaron de allí y cómo estaba ella. Por eso, hasta ahora tengo la incertidumbre.
¿De lo que le ocurrió?
Sí, pero no pude hacer nada porque yo ya estaba acá y tampoco podía ir, eso fue en el 2007.
¿Y tu papá?
Mi papá murió en el 2006.
¿Cómo era él?
Mi papá era un hombre que tenía ganado, le gustaba el ordeño, criaba marranos, tenía su finca, tenía plátano, chocolate y pues era un hombre muy activo comunitariamente. Mi papá era como el corrector del pueblo, todo el mundo lo respetaba y todo. Era muy lúcido en la parte de la norma, sabía muchas cosas. A veces leíamos la biblia y me decía ''mija, acuérdese que la biblia es el libro más importante que usted debe leer, porque en la biblia están todos los conocimientos'' y es verdad, uno lee la biblia sin necesidad de volverse adicto y esas cosas, en la biblia están todos esos conocimientos y si usted coge el Nuevo Testamento y coge a Jesucristo, mira todas las cosas que el hombre hizo, era un humanista. La biblia se debe leer por un montón de razones.
¿Te consideras una persona humanista?
Yo creo que sí.
¿Crees?
Yo soy humanista, yo sí soy humanista. Creo que no muchas personas hacen las cosas que yo hago. Soy muy desprendida de las cosas personales, materiales. Uso un computador porque tengo la necesidad de enviar unos mensajes, un documento o alguna cosa. Pero no me apego.
Mucha gente me dice ''¿y por qué paga esta casa si el trabajo es pa otra gente o cuál es la razón de hacer eso?'', yo digo ''nosotros tenemos que mejorar las condiciones de vida como comunidad''.
El otro asunto es entender lo colectivo, la gente siempre está remitiéndose a lo personal para hacer cualquier cosa o confunden lo asociativo, lo colectivo con el tema organizativo, hay personas que dicen. Le digo a las señoras ''no digan mi organización, uno no tiene, uno es parte de'' y mucha gente, compañeras, han ido entendiendo.
Finalmente es por la gente...
La organización se crea para que a partir de eso hayan servicios, por un lado, pero por el otro lado para que la gente organizada pueda con conocimiento fortalecer su mejor estar, porque el conocimiento tiene que servir para algo, el conocimiento sirve cuando se pone en común, de lo contrario no sirve para nada. Yo siempre digo a muchos profesionales ''¿de qué sirve a ti hacer dos o tres carreras si lo que haces no funciona para ponerlo en común, para que la gente mejore su condición de vida'', no sirve para nada. Hay gente que se jacta diciendo que es doctor, ''¿y?, ¿de qué me sirve a mí, para qué me sirve que tú seas doctor si lo que haces, en nada o en poco, sirve para que des soluciones a la gente''.
Cuando se tiene el conocimiento, primero debe ser lo más sensible posible. Segundo, debe tener una sencillez, tiene que irradiarlo a las demás personas. El conocimiento tiene que trascender, cuando trasciende las cosas van surgiendo.
Yo no me enojo porque haya gente en Medellín o por allá en Guapi o en Cali que hagan cosas con piel de pescado, porque nosotros fuimos pioneros en eso. Hay gente que nos pregunta ''¿ustedes por qué no sacan una patente?'', a nosotros no nos interesa una patente, a nosotros nos interesa proteger ese conocimiento para la gente de la comunidad, no me interesa si es afro, no me interesas si es campesino, me interesa que sea para la gente.
Pero cuando llega una empresa o un rico, ahí si sale la tigresa. Yo no me enojo porque la gente lo haga, no tenemos muchas posibilidades ante los gobiernos.
Los estados de ánimo, he notado que eres, a pesar de todo, una persona sonriente siempre, ¿de qué forma crees que mantener una visión positiva de la vida y esa alegría puede influir en el desarrollo social de una comunidad?
Influye mucho porque a pesar de esa sonrisa siempre hay un malestar cuando las cosas no están bien. Entonces yo aprovecho mi risa. Yo soy una mujer que siempre estoy riendo. Porque la risa te mantiene. Es un elemento que se debe utilizar cuando hay tristezas. La risa es lo que me mantiene viva. Yo debería tener muchos problemas, en este momento, de salud, de hecho los tengo. Yo siempre soy positiva, sigo mis plantas que son las que me ayudan. Siempre tengo la convicción de que mañana voy a amanecer bien.
Tengo la seguridad de que las plantas que pasan por mis manos también han curado mucha gente, me han curado a mí misma, entonces como no voy a creer. Creer es muy importante. Y, ese es un problema de nosotros como afro, casi nunca creemos en lo nuestro pero si creemos en lo que no es de nosotros.
En relación a la siembra, ¿de qué manera crees que se puede sembrar en una comunidad para generar desarrollo?
Creo que la manera más expedita que le permite a uno llegar es precisamente entrar al corazón y entrar a la gente de una manera espontánea, especifica y de acuerdo con lo que la gente pide en ese momento. Es la oportunidad de llegar y de conocer además qué está pasando en un momento oportuno. Cuando ya tu dejas pasar las cosas, ya no hay muchas posibilidades de entrar, ¿no?.
Es como poner a la gente en su propio retrato, porque muchas veces cuando uno se comporta de una manera digamos grosera, fuerte, agria, es que adentro hay cosas que lo están afectando de una manera muy profunda, eso sobre todo le pasa mucho a los jóvenes, el muchacho termina en la calle. Yo aquí he vivido con muchos muchachos del centro y entonces cada vez que empiezo a conversar con ellos, me cuentan ''no es que mi mamá me tiró a la calle'', entonces les digo ''¿antes de la calle que pasaba en tu casa?'', empiezan a conversar de otros asuntos que a veces tienen que ver con que uno no le presta atención a ciertas cosas que los niños quieren. Y eso va llenando de problemas al niño, muchas veces uno no se interesa por cosas que quieren. Las cosas tienen que resolverse cuando tienen que resolverse, a tiempo.
A tu edad, ¿algún sueño o alguna meta por cumplir?
Quiero aprender a tocar guitarra para cantar algunas de mis canciones con la guitarra. Sueño con un festival que tenga que ver con la diáspora, nos pensamos una, solo mirada desde África, sino desde el mundo. Yo pienso que somos una diáspora en el mundo que estamos itinerantes por todas partes y en la medida en que esa diáspora se pueda encontrar pueden haber muchas fortalezas de nosotros como pueblo, entonces es un proyecto muy ambicioso. Hemos escrito varios documentos sobre eso.
Si tuvieras la oportunidad de sentar aquí varios presidentes de América: Estados Unidos, Cuba y Colombia. ¿Qué les dirías?
Les diría, primero, mírense en sí mismos. Algo parecido le mande una vez a Obama, mírese a sí mismo, ¿qué ganas tú por seguir haciendo la guerra?, es decir esa misma falta de identidad. Cuando tú eres fuerte identitariamente eres incapaz de hacer cualquier cosa como esa, no lo harías, entonces en la medida que la identidad se fortalezca en el mundo, sepamos por qué estamos en esta tierra y qué nos ha sucedido en todos los tiempos. Y qué habría que hacer o qué hay que hacer para que nuestra condición sea distinta, que nos vean como seres humanos, que podamos también aportar, que somos capaces de hacer cosas por nosotros mismos, por los otros y las otras. Cuando entendamos eso, va a hacer más fácil que se tenga un país diferente que no lo pueden construir ni los presidentes ni los administradores públicos. Lo tenemos que construir nosotros, porque los presidentes trabajan bajo un plan de desarrollo y ese plan no solo tiene conexión con las cosas que se viven en el país, está relacionado con otras normas, con otras cosas internacionales. Estos presidentes no son autónomos, pero nosotros sí, podemos cambiar esa regla de juego.
Comments