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Misión Periodística: Perspectivas de un Estudiante

  • El Ko Juan
  • 12 jun 2016
  • 3 Min. de lectura

Quizá una de las cosas que más deteste en esta vida tan sabrosa como mi color de piel es sentirme estancado. Aquella virtud se la atribuyó a mi abuelo, a mi padre y a la tierra en la que nací. He dirigido mis pasos en el camino de la comunicación social por su importancia en el desarrollo del humano no por ser ‘’sociable’’. El periodismo merece más jóvenes ‘’come libros’’ y menos ‘’bonches’’ esperando el fin de semana. El periodismo requiere de más perspectivas frescas, bien estructuradas y de menos habladurías ofensivas, poco constructivas. Empezaré expresando mi inconformismo con el consciente del joven (como yo) que decide estudiar Comunicación Social y Periodismo. Y está bien, es cierto, para estudiar una carrera no es necesario saber su contenido antes de, o tener los últimos 80 años de historia de Colombia grabados en la psiquis, o quizá saber qué abarca lo carrera que está emprendiendo. Más si considero necesario tener un propósito claro y definido que guíe esa carrera. Y es que el ejercicio lógico fue llegar a un salón de estudiantes de primer semestre e indagar sobre el propósito de estudiar el programa. El silencio de más de un minuto después de la pregunta –de joven a jovenes- fue terrorífico.

Uno de los errores más comunes en los que cae el ser humano es, a través de su ego, creer que su forma de vida debería ser un ejemplo a seguir porque según su parecer ‘’va por un buen camino’’. Los conceptos son importantes en las formas de llevar la vida. Para nadie es un secreto que el bien y el mal ha sido una dicotomia casi perfecta implantada por los entes religiosos para controlar el arma más poderosa, por lo menos de este planeta; la mente humana. Con lo anterior solo quiero llegar a decir que este escrito no pretende implantar una forma de desarrollar la vida en la academia –que es muy distinta a la vida en la universidad- y que cada historia es tan diferente como su camino.

A pesar de lo anterior siempre recurro a Mandela y a Freire cuando hablan de que el mejor camino para una educación inclusiva es el respeto y entendimiento por la forma de vida del otro ser humano. Y es que nos hace falta eso en la academia. Demasiada burla, demasiado chisme, demasiada subestimación, demasiado pavor a la diferencia, demasiada pretensión. Sin entendimiento el pensar en colectivo se hace obsoleto. El individualismo termina tratando de ser como el arte; útil, por lo tanto bello.

El periodismo de hoy día merece competencias integrales en cada una de las diferentes prácticas que son vitales en su desarrollo. Si bien estas palabras se alejan del enfoque ‘’objetivo’’ al que utopicamente nos acostumbran a través de los años, considero que es importante a la hora de entender la carrera tener contacto directo con la sociedad que hace parte de ese triangulo –emisor, mensaje, receptor- que prácticamente define el proceso comunicativo. Y, además, creo fervientemente en que los cambios son posible. Quizá siendo ‘light’, acudo al positivismo progresista para creer que la información si puede ser dada con responsabilidad y respeto por las formas de cada ser humano.

Atañando el debate de los últimos años sobre la ‘’polivalencia’’ que debería tener o no un periodista para hacer de su profesión una más o menos ‘’completa’’, creo que es más bien lograr una independencia profesional entendiendo los momentos históricos y hoy día tecnológicos de cada región. El periodista del 2016 en Colombia tiene un peso en su lapicero y labor de gran dimensión. Se vienen hechos que puede cambien el rumbo político y social de un país sumido en guerras terrenales, políticas y civiles por más de 60 años. Un país que está empezando a ver el futuro con una mirada mucho más positiva. Es responsabilidad nuestra como transmisores contribuir al desarrollo óptimo de Colombia, que, como todo país merece paz y armonía.

Finalmente siempre se va a tratar de seres humanos con una responsabilidad enorme, la de comunicar hechos actuales, retratar historias, dibujar realidades y lo más importante; esbozar soluciones.

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